Halloween!!


Hola chic@s!!!
Podría decir Feliz Halloween a todos pero, me sería permitido? Es decir, si nos remontamos a nuestra historia, realmente, esta fiesta no tiene nada que ver con nosotros, es todo producto anglosajon, así que, por qué celebrar algo que no pertenece a nuestra cultura? o sí?
Repasando un poco la historia de esta fiesta me encuentro que, como todos ya sabemos, es una creencia ancestral celta en la que se supone que se produce el cambio de estación de verano a invierno y por el cual se abre un brecha en el espacio tiempo que permite salir del submundo a los espíritus, tanto buenos como malos, pudiendo vagar libremente por las calles actuales y estos si no les tenemos una vela encendida a su memoria en el alfeizar de la ventana se enfadan y hacen caer sobre nuestra casa y nosotros diferentes tipos de maldiciones. 


También se le conoce como noche del terror o noche de brujas. Se piensa que en esta noche las brujas, duendes, druidas y hechiceros hacen culto a Satán, creando pociones, dando rienda suelta a su perversa sexualidad, atormentando a personas, sacrificando animales y ritos por el estilo, con el acompañamiento del fuego creado en una enorme hoguera en honor a su benefactor Lúcifer.
Estas personas embaucadas por su poder casi inigualable les siguen y se sienten libres para llevar a cabo sus fechorías en la noche más oscura del año.
Los aldeanos antiguos creían que si se disfrazaban de manera terrorífica serían capaces de, por un lado, espantar a aquellos espíritus que pueblan la tierra en la víspera de Halloween y además, por otro lado, pasar desapercibidos entre los otros que hacen culto al Maligno.
Hoy en día las cosas han cambiado bastante y lo que antes era una noche de terror se ha transformado en algo simpático con lo que poder disfrutar con los niños, mientras se ofrece un truco o trato ante las puertas de las casas de los vecinos. Y dejo una pregunta al aire, creéis que es correcto? 
Es nuestro país no entra la tradición de este festejo y, sin embargo, en su momento los Papas Gregorio III y IV intentaron suplantarla, cambiando la festividad de Todos los Santos celebrada en Mayo para el 1 de Noviembre. No obstante, su intento fue un desastre y con el paso del tiempo no sólo ha perdurado sino que se ha ido generalizando a nivel mundial viéndose enlazadas ambas tradiciones. 
Yo, en mi niñez, nunca había celebrado esta fiesta pero ahora la cosa ha cambiado, mi marido es inglés y mi hijo también, y como tales uno se ha criado con ello y el otro lleva el mismo camino, así que ya veis, yo también me he subido al carro de este festejo. Mas, mi sentimiento es muy distinto del que mi hijo pueda sentir, ya que miro la historia desde otro punto de vista bien distinto, porque para poder entenderla me he informado sobre su significado y no sé si estoy muy de acuerdo con todo esto. Así que prefiero dejarme llevar y mirar a través de los ojos de mi hijo, donde no hay nada parecido a malignidad, sino una noche divertida donde hay una escusa para disfrazarse, comer caramelos y jugar al escondite.

Os agrego una curiosidad del porqué se crean las calabazas de Halloween. Bueno, más bien una leyenda de la cual por supuesto no se tienen pruebas, tan solo es eso, una leyenda:


Narra una leyenda irlandesa que había un pillo de nombre Jack, el Tacaño. El diablo, a quien llegó el rumor de tan negra alma, acudió a comprobar si efectivamente era un rival de semejante calibre. Disfrazado como un hombre normal acudió al pueblo de éste y se puso a beber con él durante largas horas, revelando su identidad tras ver que en efecto Jack era un auténtico malvado. Cuando Lucifer le dijo que venía a llevárselo para hacerle pagar por sus pecados, Jack le pidió que bebieran juntos una ronda más, como última voluntad. El diablo se lo concedió, pero al ir a pagar ninguno de los dos tenía dinero, así que Jack retó a Lucifer a convertirse en una moneda para demostrar sus poderes. Satanás lo hizo, pero en lugar de pagar con la moneda, Jack la metió en su bolsillo, donde llevaba un crucifijo de plata. Incapaz de salir de allí el diablo ordenó al granjero que le dejara libre, pero Jack respondió que no lo haría a menos que prometiera volver al infierno para no molestarle durante un año.
Transcurrido ese tiempo, el diablo apareció de nuevo en casa de Jack para llevárselo al inframundo, pero de nuevo Jack pidió un último deseo, en este caso, que el amo de las tinieblas cogiera una manzana situada en lo alto de un árbol para así tener una última comida antes de su tormento eterno. Lucifer accedió, pero cuando se hallaba trepado en el árbol, Jack talló una cruz en su tronco para que no pudiera escapar. En esta ocasión pidió no ser molestado en diez años, además de otra condición: que nunca pudiera el diablo reclamar su alma para el inframundo. Satanás accedió y Jack se vio libre de su amenaza.
Su destino no fue mejor: tras morir (mucho antes de transcurridos esos diez años pactados), Jack se aprestó a ir al cielo, pero fue detenido en las puertas de San Pedro, impidiéndosele el paso pues no podían aceptarle por su mala vida pasada, siendo enviado al infierno. Para su desgracia allí tampoco podían aceptarlo debido al trato que había realizado con el diablo, quien de paso le expulsó de su reino y, despechado, le arrojó a Jack unas ascuas ardientes, las cuales el granjero atrapó con un nabo hueco, mientras burlonamente agradecía la improvisada linterna que así obtuvo. Condenado a deambular por los caminos, anduvo sin más luz que la ya dicha linterna en su eterno vagar entre los reinos del bien y del mal. Con el paso del tiempo Jack el Tacaño fue conocido como Jack el de la Linterna o «Jack of the Lantern», nombre que se abrevió al definitivo «Jack O'Lantern». Esta es la razón de usar nabos (y más tarde calabazas, al imitar con su color el resplandor de las ascuas infernales) para alumbrar el camino a los difuntos en Halloween, y también el motivo de decorar las casas con estas figuras horrendas (para evitar que Jack llamara a la puerta de las casas y proponer Dulces o travesuras).



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